Hoy empiezo mi andadura, con gran ilusión, como colaboradora del blog “Belleza y Percaleo” para hablaros sobre cuestiones del mundo del ARTE y descubriros aspectos para que reflexionéis sobre ellos y sobre todo, para que os conozcáis un poco más.
Como sabréis la inscripción: “Conócete a ti mismo” (γνῶθι σεαυτόν) que aparecía esculpida sobre el dintel del Templo de Apolo en Delfos (530-525 a.C.) es uno de los dichos más famosos de la filosofía griega, y que viene a colación para lo que os quiero proponer, porque en este reto, la clave es el trabajo personal. Me gustaría que pensarais en el día a día que os ha tocado vivir.
La mayoría de vosotros tenéis prisa para todo, y cuando digo “todo”, es “todo”. A lo largo de la semana realizáis actividades a un ritmo frenético: alcanzar objetivos laborales, sacar tiempo para la pareja y los hijos, e intentar que no se descabale ninguna de vuestras rutinas… porque si no, vuestra autoestima acaba por los suelos. Pues bien, deteneos y pensad unos segundos en estas preguntas que os lanzo: ¿Cuánto tiempo os dedicáis a vosotros mismos? ¿Qué actividades realizáis para vuestro propio deleite? Y sobre todo, pensad cuándo ha sido la última vez que os habéis “perdido de gusto” en un museo vosotros solos. Como profesional y usuaria de los museos os propongo un pequeño reto, pero cuidado, porque es altamente adictivo. Avisados quedáis.
Se trata de un plan para cualquier día de la semana, cuando vuestro estado de ánimo os lo pida. Sólo será necesario un requisito: proponerse buscar un pequeño hueco en vuestras apretadas agendas. Por ello, permitidme que insista en que el trabajo personal es fundamental. Si finalmente sois valientes y os vais a dar ese capricho, tenéis que desterrar de vuestras cabezas que un museo es sólo un lugar al que hay que ir acompañado obligatoriamente, que hay que recorrer sus salas como si no hubiera un mañana y mirar obra de arte tras obra de arte hasta que el cerebro os explote, para finalmente acabar con un dolor de pies y espalda y que os tengan que sacar de allí en camilla. ¡Rotundamente NO!. Visitar un museo puede ser la experiencia personal e íntima más enriquecedora del mundo mundial.
Es una terapia muy saludable si se siguen unas pequeñas pautas con alegría y motivación. El contacto visual con una pintura, una escultura o cualquier otro objeto artístico os puede llevar al embelesamiento total. Se trata de un hechizo, donde vuestros sentidos son el instrumento principal. Os tenéis que dejar llevar, y todo lo que venga después será una reacción en cadena… os emocionareis y os perderéis de gusto (no hace falta que lleguéis a desarrollar el síndrome de Stendhal).
Llegados a este punto, os daréis cuenta de que os estáis conociendo, y sólo de esta forma, podréis manejar mejor vuestras emociones. Así que os sugiero que de vez en cuando, reconozcáis vuestros éxitos, aprendáis de vuestros fracasos y dejéis a un lado vuestros demonios de la perfección, porque para perfecto ya está el Arte. A continuación os recomiendo algunas de las mejores exposiciones que hay actualmente en el Museo Nacional del Prado de Madrid, para que cuando las visitéis pongáis en práctica lo que os he sugerido y lo experimentéis:
– «George de La Tour. 1593 – 1652». Del 23.02.2016 hasta el 12.06.2016.
Os sorprenderán los impactantes nocturnos de este pintor francés, su misterio os envolverá en una atmósfera llena de tranquilidad.
– “Solidez y belleza. Miguel Blay en el Museo del Prado”. Del 19.04.2016 hasta el 02.10.2016.
La elegancia y la naturalidad de estas esculturas os enamorarán. – Por último, para los que seáis amantes de la pintura de Goya no os podéis perder «La obra invitada: Don Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pacheco, IX duque de Osuna». ¡Id rápido que se la llevan el día 24 de vuelta a la Frick Collection de Nueva York!. Más adelante os contaré algunos aspectos sobre el lujo en el Madrid del siglo XVIII, y escribiré sobre uno de los parques con más encanto de Madrid: “El Capricho”, propiedad de los Duques de Osuna.
Espero que os haya gustado, volveré a encontrarme muy pronto con vosotros, pero mientras tanto, haced un hueco en vuestras vidas para “perderos de gusto”.
Referencias:
Musée des beaux-arts de Rennes